Y, con toda sinceridad, ¿se le puede requerir a la ley algo más que la ausencia del saqueo? ¿Se puede usar la ley--que necesariamente necesita usar la fuerza--para cualquier cosa salvo para proteger los derechos de todos? Yo reto a cualquiera a que la extienda más allá de este propósito sin pervertirla y, consecuentemente, volver la fuerza en contra de lo correcto. Esta es la perversión social más fatal y más ilógica que se puede imaginar. Se debe admitir que la solución verdadera--que hace tiempo se busca en el área de las relaciones sociales--está en estas simples palabras: La ley es la justicia organizada. Ahora, hay que decir ésto: Cuando la justicia se organiza por ley--eso es, a la fuerza--esto excluye la idea de usar la ley (la fuerza) para organizar cualquier actividad humana, ya sea mano de obra, caridad, agricultura, comercio, industria, educación, arte, o religion. Organizar cualesquiera de éstas por ley inevitablemente destruiría la organización esencial--la justicia. Porque, verdaderamente, ¿cómo podemos imaginarnos que se use la fuerza en contra de la libertad de los ciudadanos, sin que se use la misma también en contra de la justicia, y por lo tanto se use en contra de su propósito correcto?
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Lillian Martinez, Anfitriona
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