De acuerdo con estos escritores, es verdaderamente por suerte que el Cielo ha dado a ciertos hombres--los gobernadores y los legisladores--inclinaciones diametralmente opuestas, ¡no sólo en consideración a ellos sino en consideración al resto del mundo! Mientras la humanidad tine tendencias malvadas, los legisladores anhelan lo bueno; mientras la humanidad avanza hacia lo oscuro, los legisladores aspiran a la iluminación; mientras la humanidad es atraída por el vicio, los legisladores son atraídos por la virtud. Como ellos han decidido que así es, entonces ellos demandan el uso de la fuerza para sustituir sus propias inclinaciones por aquellas de la raza humana. Abra al azar cualquier libro de filosofía, política, o historia, y probablemente verá cuán profundamente arraigada en nuestro país está esta idea--es hija de los estudios clásicos, la madre del socialismo. En todos ellos, usted probablemente encontrará esta idea de que la humanidad es meramente materia inerte, que recibe vida, organización, moralidad, y prosperidad del poder del estado. Y aún peor, se dirá que la humanidad tiende hacia la degeneración, y se detiene en su trayectoria hacia abajo sólo por la mano misteriosa del legislador. El pensamiento convencional clásico en todas partes dice que detrás de la sociedad pasiva hay un poder oculto llamado LA LEY O EL LEGISLADOR (o llamado por algún otro nombre que señala alguna persona sin nombre o personas de influencia y autoridad irrefutable) el cual mueve, controla, beneficia, y mejora la humanidad.
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Lillian Martinez, Anfitriona
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