La Ley
¡La ley pervertida! ¡Y los poderes del estado para guardar el
órden pervertidos junto con ella! ¡La ley, digo yo, no sólo ha
cambiado de rumbo desviándose de su propósito correcto, sino que
además ha tomado un rumbo enteramente contrario a su propósito!
¡La ley se convierte en el arma de todo tipo de avaricia! ¡En
vez de controlar el crímen, la ley misma es culpable de cometer
las maldades que se supone que ella castigue!
Si ésto es cierto, es un hecho grave, y la obligación moral
me requiere que le llame la atención a mis conciudadanos sobre
ésto.
La Vida Es un Obsequio de Dios Gozamos el obsequio de Dios que incluye a todos los demás. Este obsequio es la vida--la vida física, intelectual y moral. Pero la vida no se puede mantener por sí sola. El Creador de la vida nos ha entregado la responsabilidad de preservarla, desarrollarla, y perfeccionarla. Para que podamos lograr esto, El nos ha otorgado muchas facultades maravillosas. El nos ha puesto en medio de una variedad de recursos naturales. Al aplicar nuestras facultades a estos recursos naturales, los convertimos en productos, y los usamos. Este proceso es necesario para que la vida pueda desarrollar su curso designado. La vida, las facultades, la producción--en otras palabras, la individualidad, la libertad, la propiedad--ésto es el hombre. Y a pesar de la astucia de los líderes políticos diestros, estos tres obsequios de Dios preceden toda la legislación humana, y son superiores a ella. La vida, la libertad, y la propiedad no existen porque los hombres hayan hecho leyes. De lo contrario, el hecho que la vida, la libertad, y la propiedad existían antes, es lo que causó que los hombres hicieran leyes en primer lugar.
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Lillian Martinez, Anfitriona
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