Par de H de P. Desvergonzados

por Esteban Fernández

Yo entiendo perfectamente bien que dos monstruos se hayan adueñado de mi país. Para vivir mejor que nadie en el mundo, para ser ultrafamosos, para ser multimillonarios, para que nadie los pueda contradecir. Quizás puedan existir miles de razones para que unos miserables se roben una nación.

Lo que no me cabe en la cabeza es que no sienten, ni muestran, ni han demostrado en 51 años, el más mínimo remordimiento por haber pulverizado por completo al país que los vio nacer.

¿No ven las casas destartaladas a través de toda la Isla? ¿No observan la falta total de pintura en todos los edificios y hogares cubanos? ¿No palpan el hambre y la miseria? ¿No notan la destrucción de lo que ayer fue una bella y elegante nación?

Sí, ya sé que públicamente le echan la culpa de todo a los Estados Unidos, al supuesto bloqueo, a los huracanes, a los enemigos internos, a la "mafia de Miami" y a cuanto "totí" le pueden achacar la total destrucción. Sin embargo, estos dos hermanos saben muy bien que los causantes son ellos mismos.

Hasta por un vaso o un plato que a uno se le caiga al suelo y se rompa inmediatamente nos sentimos apenados y comenzamos a pedirle disculpas a todos a nuestro alrededor por la tontería cometida. Aunque el vaso o el plato fue comprado por el que lo rompió, de todas maneras se siente extraordinariamente mal y hasta avergonzado por la imprudencia de haberlos dejado caer al piso. Y... ¡esta pareja de hijos de perra ni se sonrojan ante el hecho innegable de haber aniquilado a Cuba!

Cuando usted ve películas o fotos del desmadre existente en todos los pueblos cubanos, ¿no se le oprime el corazón? Pero tal parece que a Fidel y a Raúl les importa tres pepinos haber llevado a una de las naciones más prósperas del mundo a ser una inmunda pocilga.

Hasta ganas de llorar les da al 99 por ciento de los cubanos cuando ven las fotografías de aquella preciosa Cuba de Ayer y ahora sólo ven la oscuridad, la cochinada, los edificios cayéndose, los enormes baches en las calles, ratas y cucarachas por doquier, así como la basura tirada por todas partes. Y esto es por culpa de esas dos hienas y de sus seguidores. ¡Hasta Phnom Penh luce mejor que la Habana vieja!

Tal parece que este par de "hijos de puta" nunca vieron a El Encanto, a Fin de Siglo, a las bodegas llenas de alimentos, a los restaurantes sirviendo todo tipo de comidas, a los carros nuevos circulando por toda la Isla, a aquella época navideña donde los niños recibían bellos regalos igual que en todos los países civilizados del mundo, con las calles y hogares de todos los pueblos iluminadas y la felicidad imperante. Ahora donde único se ve abundancia es en las casas de ellos y de sus esbirros más cercanos.

Hasta a mí, que no tengo la culpa de nada, se me entristece el alma y me pregunto: ¿por qué estos dos mal paridos no parecen conmoverse ante la devastación causada por ellos en todo el territorio nacional cubano?

Y no es solamente la desintegración material, sino la moral. Los hermanos Castro son causantes, sin jamás aceptarlo, de la desmoralización existente. Y les hacen creer a los tontos que la responsabilidad es del "Imperialismo Yanqui"...

Todos los tiranos del planeta Tierra -hasta Hitler- han asesinado inocentes a través de la historia, pero por muy malos que hayan sido han tratado de construir, de mejorar a sus países, de hacer puentes y carreteras, de levantar edificios nuevos. Pero este par de dinosaurios (con perdón de los dinosaurios) lo único que han hecho es acabar con la quinta y con los mangos. Malditos sean ellos y aquellos que aun los defienden y justifican.

END

Y los que quieren dialogar con ellos. Y los pacifistas. Y los del borrón y cuenta nueva.

Miguel Uría