La respuesta era clara: Unas tienen luz propia y otras no. Estas últimas obtienen su brillo de las demás estrellas del Universo.
Después constaté que a los seres humanos se les puede comparar a los astros, ya que unos tienen luz propia y otros no. Al leer el libro El Hombre Mediocre del gran médico y filósofo argentino José Ingenieros, corroboré la diferencia entre las dos clases de hombres y mujeres.
Estrellas sin luz son los hombres no sinceros, los incapaces, los hipócritas de dos caras. A veces cubren su incapacidad con dinero que se puede adquirir con audacia en medio de las personas decentes.
Estrellas sin luz son los hombres que usan la envidia como expresión de su mediocridad para hacer daño a los demás; son los que no quieren a su Patria; son los que no quieren conocer a Dios como Creador del Universo y productor de todo lo bueno que nos rodea y que la miseria del cerebro humano no puede comprender.
Estrellas sin luz son los mediocres que necesitan la luz de otros para brillar, que usan mal esa luz ajena para encubrir su maldad y poder ver algo en la oscuridad, pues ni su propia alma o espíritu pueden ver.
La envidia, motor del mediocre, es la expresión más clara de la miseria humana.
Estrellas sin luz son aquellos que no quieren a su familia, los que no tienen Dios, Patria ni hogar.
Despierten estrellas sin luz y sigan el ejemplo de las estrellas con luz propia, que sí tienen Dios, Patria y hogar.
By Dr. Carlos D. Carbonell
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