Madre de Dios y Madre nuestra, henos aquí postrados a tus plantas en el tranquilo silencio
que inspira tu presencia.
Estamos lejos de tí, sin patria, sin sonrisa. Hemos querido hacer de tu manto la patria y de tu rostro
sereno mantener nuestra esperanza.
Déjanos mirarnos Virgen de la Caridad en tus ojos tiernos y negros para ver a nuestro pueblo.
Déjanos asomarnos a tus pupilas para contemplar el cielo. Trae pronto la dicha de tu presencia a todos
los cubanos y la tranquilidad de tu imagen al corazón de todos los que odian, difaman , castigan y trae la
dulzura de tu estampa hermosa al alma de nuestro pueblo martirizado y en silencio.
Te suplicamos que nos ayudes en este largo y triste caminar a creer en la presencia eterna de tu
corazón en el corazón de Cuba. Ayudanos a creer y no dudar en la bendición de tus manos sobre todos
nosotros para que podamos ser en la diáspora mejores cristianos, mejores cubanos, mejores hermanos.
Protéjenos del mal, de la envidia, de la separación, de la indiferencia, del orgullo para hacernos mas
fuertes y unidos en este largo y tortuoso caminar hacia la libertad de Cuba. Que la sangre de tantos
mártires abone el camino para el momento final que todos aguardamos con esperanza y mucha fe.
Recordamos que bello era nuestro cielo por haberlo cubierto con tu manto, que verdes eran nuestros
valles por haberlos sembrados con la divina semilla de tus plantas. Has Virgencita, que vuelva la luz a tu
cielo y florescan de nuevo nuestros valles. Has que muy pronto impere en tu suelo la libertad, el respeto,
la justicia , la solidaridad y el amor y que no nos divida en la diáspora lo negativo del ser humano que
rompe el corazón y las fuerzas de los que han quedado luchando por el bienestar y los derechos de tu
pueblo. ¡Rompe las cadenas del egoismo y de la mentira, de la vanidad ,del orgullo y del desamor!
En este tu día, Virgencita del Cobre, mira, mira como brotan flores de nuestras manos al suplicarte
para que no te apartes de nuestro ser y de nuestras almas hoy duras por tantos años de dolor y de
espera. No las dejes, por favor, quedate en ellas, así estampaditas, ¡ablandalas!
No podríamos gritarte desde tan lejos de tu Santuario del Cobre, sin que este grito llevara el temblor de
la angustia que hoy nos abate al saber el destrozo de la patria. Hay tanta emoción en nuestros
corazones al recordate en tu día que todo el sentimiento alcanzaría el silencio de una lágrima.
Hay muchos ausentes que ya no están con nosotros y que quedaron lejos de tus campos, pero no
queremos llorar por ellos sabiendo que los quieres, ellos ya tienen el amor grande y eterno de lo que no
pasa y acaba y desde la eternidad nos guiaran con su amor hasta llegar a las playas de la patria.
Como una velita que se consume en los altares, vamos en este tiempo final de nuestra
espera a consumirnos en el trabajo, en la serenidad, en la unidad, en la entrega final a los
hermanos de aquí y de allá por tu propia mano. Fortalece los lazos de la hermandad, de la
amistad y de la gracia cubana que nos hará fuertes y valientes en el combate definitivo.
Ayuda a los que lo necesitan buscar la conversión y también a consagrar a muchos mas en el exilio y
alrededor del mundo a nuestra causa en los días que nos queden en esta diáspora ,que no tienen otro
afán que el de conseguir el derecho divino del libre albedrío para aquellos que habitan en esa cárcel
flotante que es nuestra amada patria cubana.
Y ahora Virgencita de la Caridad, déjanos seguirte hablando así, bajito desde tus plantas a tus
oidos o así en silencio desde nuestros corazones al tuyo.
¡SALVA A CUBA, VIRGEN DE LA CARIDAD DEL COBRE!
m.a.r por cuba/madres y mujeres anti-represión por Cuba
Capítulo de Puerto Rico
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Lillian Martinez