Autor: Nelson R. DeVega-Pis, Ph.D
"Libertad es el derecho a vivir sin hipocresía." José Martí.
HOUSTON.- El mito o la balada del final del siglo XIV y principios del XV de Robin Hood es de todos conocido. Pero no está olvidado. Todavía se renueva y perpetúa repitiéndose, no solamente en el legendario bosque de Sherwood en la Inglaterra central, sino en muchas otras latitudes y países..
Además creo que la influencia intelectual que ejerce ese mito de Robin Hood en los pueblos, está bien arraigada en el subconsciente humano. Tal vez sea una de las causas que apoye o facilite a cabecillas políticos a hacerse héroes primero, gobernantes después, hasta por fin, consolidarse como dictadores. Existe, en ese momento inicial histórico de algunas naciones, una euforia colectiva que aprueba todo lo que el líder carismático haga. La idea de "sacar" de la pobreza a los pueblos en vías de desarrollo "saqueando" a los ciudadanos ricos y poderosos es agradable y aceptada por las masas sin medir sus consecuencias futuras. ¡Llegó Robin Hood, el libertador! Lo aclamamos, lo veneramos, lo adoramos, le creemos, y por consenso popular y, hasta por votación, lo colocamos en un lugar prominente como adalid omnisciente y omnipotente.
Esto pasó en Cuba en 1959 con Fidel Castro cuando un 90 por ciento de los cubanos lo "robinhoodizó" y lo aceptó como el guía por excelencia del pueblo. Claro, con un 10 por ciento de excepciones, como lo fue, entre otros, mi primo Gustavo Marco de Vega. No por afiliaciones políticas anteriores sino por instinto. Cuando muchos creían en el "Comandante en Jefe"; él no.
Ahora en Venezuela, --perdón, La República Bolivariana de Venezuela-- se está perfilando un nuevo Robin Hood, aprendiz del dictador cubano, que está viviendo el momento eufórico inicial. Es decir, el de ofrecer con palabras y demagogia soluciones económicas a los desposeídos venezolanos. El remedio de los problemas de esa nación parece estar en "descamisar" al rico para vestir al pobre. ¡Viva Robin Hood! Grita el pueblo enardecido.
Como es obvio, éste es el punto inaugural del mito. Pero de ese momento en lo adelante empieza a complicarse y a endurecerse la madeja. Y para confirmar lo que sucede en esta coyuntura inicial, se manipula y convence a los que piensan van a recibir los beneficios que les otorgará Robin Hood, para que "ayuden" a escribir hasta una nueva constitución para justificar lo injustificable.
Los odres viejos ya no pueden contener el vino nuevo. Hay que reorganizar "la falta de democracia que ha habido en Venezuela entre 1958 y 1998" según dijo Robin Hood-Hugo Chávez en el último día de su visita oficial a Cuba, tras participar en la Cumbre de La Habana. ¡Gracias al cielo que Venezuela tiene ahora a Robin Hood-Hugo Chávez el que va a salvar a la Patria! ¿Tiene esto un "sonido" ya escuchado hace casi 41 años en algún lugar del Caribe? Dios los crea y ellos hasta se divierten jugando pelota juntos.
Estos Robin Hoods, pierden la visión de su misión original y para obtener resultados verdaderos, según dicen ellos y solamente ellos, hacen todo lo posible por perpetuarse paulatinamente en el poder. Comienzan por pensar que no es posible, en tan poco tiempo de poder, lograr todos los adelantos y reformas que pretenden obtener. Cuatro años de gobierno resultan muy pocos. Mejor son 6 años. Más ventajoso serían 12 años. O como en el caso de Cuba, casi 41 años y contando. Cuando esto sucede es obvio que Robin Hood ha perdido la noción y la confianza en la sucesión y continuidad democrática o simplemente no cree que nadie pueda lograr dentro de un sistema de substitución de gobernantes por votación libre y secreta, adelantos económicos, sociales y políticos que valgan la pena.
En este momento Robin Hood repudia a los extranjeros inversionistas los despoja de sus negocios y los echa de su país. Es el momento del "Yankee go home". También, esos Robin Hoods en el pináculo de su poder: cambian la moneda nacional por una sin valor, entregan a los ciudadanos más pobres casas robadas a los ricos, cierran bancos, despojan a los nacionales de sus posesiones, unifican y fiscalizan a la prensa y los otros medios de comunicación, controlan la enseñanza, distribuyen las tierras, atacan a la religión y muchas otras atrocidades que la mayoría de nosotros los cubanos las conocemos porque las vivimos.
En otras palabras, es el momento en que Robin Hood reparte entre sus súbditos lo que no es de él. Le quita la riqueza al que la posee, se la obsequia indebidamente a los desposeídos, pero después de distribuirla y malgastarla no puede o no sabe cómo generar nuevas fuentes de trabajo para mantener el proceso del desarrollo económico rentable y próspero.
Y en consecuencia, como se han desmantelado las fuentes de riqueza nacional se establece la pobreza crónica y la debacle financiera. Cuando se llega a esta etapa se empieza a permutar el nombre de Robin Hood por el de Hood Robin. Mientras el nuevo gobernante es Robin Hood, despoja a los ricos de sus bienes para solucionar el problema económico de los pobres.
Cuando se transforma en Hood Robin, le quita a los pobres lo poco que tienen para dárselo a los ricos. Es el momento de abrir "Cuba al mundo" e invitar a los extranjeros para que disfruten los hoteles de lujos en Cuba, que los hay. Las playas soñadas, que las hay. Los manjares más exquisitos, que los hay. El acceso a lugares para adquirir bienes destinados sólo para turistas, que los hay.
Mientras los cubanos empobrecidos, despistados y engañados no se percatan plenamente que ya la etapa de Robin Hood terminó y ha comenzado la de Hood Robin donde ellos ahora son explotados por el mismo que les prometió prosperidad, igualdad, paridad humana y bienestar sin límites. ¡Cómo cambian las cosas! Robin Hood dijo: "Extranjeros váyanse con sus inversiones y su dinero a otra parte. Aquí no los necesitamos"
Ahora Hood Robin dice: "¡Quiten el embargo! ¡Extranjeros inviertan en Cuba! ¡Europeos ésta es su casa! Gusanos cubanos "traedores" de dólares visiten a sus familiares y Yankees, por favor, "come back!" ¡Quiten el embargo! En Cuba entre el 1959 y 1961 se oyó millones de veces el grito de "Yankee go home". El embargo económico y posteriormente la ley de Helms-Burton complació a los que así vociferaban haciendo exactamente lo que Fidel pedía, es decir, que los Yankees se fueran de Cuba y se llevaran sus riquezas y saber técnico con ellos. Ahora, Fidel quiere que se levante la prohibición de comerciar con Cuba y eliminen la ley Helms-Burton , misma que él , indirectamente, provocó y promovió encarecidamente en primera instancia, con sus vociferaciones de "Yankee go home".
Pues bien, ya los EEUU complació a
Fidel una vez. Los Yankees se fueron y no pueden regresar legítimamente por
ley. Qué, ¿Hay ahora que condescender con lo que nuevamente pide
Hood-Robin-Fidel-Castro levantando el embargo y eliminando la ley
Helms-Burton? "Yankees come back!" Déjenlo que siga gritando. Déjenlo.
Ya tiene 73 años. No hay mal que dure 100 años ni cuerpo que lo resista..
"Yankees wait, don´t come back, yet!" Not, yet.
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(*) Agradezco al Lic. José Román Aranda Alpuche, amigo campechano, que me
proporcionó este concepto de Robin Hood y Hood Robin. Gracias.
[Nelson R. DeVega Pis, Ph.D., es un cubano estadounidense ex profesor universitario Emeritus de la AATSP desde ´97, jubilado en Houston, que ha publicado sus artículos en el periódico TRIBUNA de Campeche, México y en otras publicaciones hispanas: LA INFORMACIÓN, LA VOZ, EL SOL, de los EEUU desde 1980.]
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