Publicado el sábado, 11 de agosto de 2001 en El Nuevo Herald

El título III es estratégico

por ROBERTO A. WEILL

El 8 de febrero de 1995 la Universidad Latinoamericana de la Libertad Friedrich Hayek, que me honro en presidir, con la invalorable ayuda de la Fundación Nacional Cubano Americana y su entonces chairman, Jorge Mas Canosa, trajo a Miami a Lady Margaret Thatcher. Su objetivo fue lanzar la Escuela de Margaret Thatcher de Gobierno Democrático. A este magno evento asistieron múltiples personalidades internacionales, como el vice chairman de una de las grandes corporaciones de Europa. Este alto ejecutivo internacional expresó en aquel momento un inusitado interés por conocer las políticas del país cubano del exilio sobre inversiones en Cuba.

Esa misma tarde, previo a tomar el avión de regreso, pude viabilizarle al visitante europeo sendas conversaciones con Jorge Mas Canosa y Lincoln Díaz-Balart. A la pregunta sobre la posibilidad de invertir en la Cuba de Castro, ambos líderes, en forma separada y enfática, le garantizaron que ello quedaría severamente penalizado por una nueva ley estratégica a punto de lanzarse en Estados Unidos, la Helms-Burton. Se hizo hincapié en los títulos III y IV como armas vitales y fundamentales en nuestra guerra, basados en su extraterritorialidad legal en contra de los inversionistas en Cuba.

La historia refleja hoy cómo después de mucho laborar y debido al deleznable asesinato cometido por el genocida de Cuba contra los aviones indefensos de Hermanos al Rescate, el entonces presidente Bill Clinton se vio forzado a firmar esta histórica pieza legislativa norteamericana con proyección global. Una gran y laboriosa victoria de nosotros los cubanos aunados a la mayoría congresional estadounidense.

Desafortunadamente, el presidente Clinton decidió por años suspender cada seis meses la aplicación de ambos títulos. Otra prueba más de su inveterada práctica de burla y politización del espíritu del legislador gracias a un loophole legal. Ahora la medida de suspensión la acaba de aplicar nuevamente nada menos que un presidente ``amigo'', el presidente George W. Bush, argumentando, como premio de consolación, su inquebrantable apego a la política del embargo. Esta argumentación es de naturaleza pueril y definitivamente no está en consonancia con los más básicos intereses estratégicos de la libertad de Cuba y violatoria, además, de su propia aseveración presidencial del pasado 20 de mayo sobre que ``la política de Estados Unidos no es el embargo, sino la libertad de Cuba''.

Dentro de este contexto estratégico es necesario conceptualizar que los títulos III y IV son, tal y como aseveraron nuestros mencionados líderes en la conversación referida, armas vitales para la guerra en la que nos encontramos inmersos desde hace 42 años. Ambos títulos llevan en su génesis la bomba de neutrones contra el régimen, la extraterritorialidad legal de los derechos humanos. Es éste el concepto --y no tan sólo el embargo-- al que hoy temen Castro y su camarilla de asaltadores nacionales, incluyendo a los colaboracionistas de los inversionistas internacionales, quienes aplican medidas de explotación esclavizante a los trabajadores de nuestro pueblo. Desde que el juez Baltasar Garzón en España encausó a Augusto Pinochet es esta arma la más efectiva medida estratégica para eventualmente desalojar al régimen genocida que ha destruido a Cuba.

La Unión Europea, por su parte, arteramente presiona para que el presidente Bush continúe violando los títulos III y IV de una ley sancionada en Estados Unidos, argumentando la nulidad del concepto de la extraterritorialidad legal. Es ésta una hipocresía de primer orden proveniente de un continente que hoy en día ha lanzado y lideriza este mismo concepto contra Pinochet, Milosevic y otros asesinos de la humanidad, apoyando la constitución de la Corte Internacional de Justicia, etc. Recordemos que fue Europa la líder de las sanciones comerciales extraterritoriales contra Suráfrica por su apartheid. Lo que Europa le solicita ahora al presidente norteamericano es que continúe violando los derechos de propiedad de los norteamericanos en Cuba sustentados en una ley de esta nación, y que minimice el poder del país cubano del exilio. ¡Si tanto le molesta a Europa el título III debe trabajar por la eliminación del mismo vía la erradicación de su causa, Fidel Castro y su régimen genocida!

Es importante que el presidente Bush no vuelva a caer en la práctica clintoniana de violar los derechos de un solo norteamericano, con otra suspensión más del título III y IV. Esta acción convierte una ley norteamericana en un relajo selectivo de la justicia similar a las transgresiones de Bill Clinton. Justicia selectiva no es justicia. Este país es la gran capital de la ley y el orden (law and order). Cuando se violan los derechos de un solo ciudadano de esta gran nación, venga de donde venga, se están violando los derechos de todos nosotros. Los cubanos, como ciudadanos norteamericanos, debemos prepararnos para batallar y exigir que esta ley nacional estadounidense se respete y se cumpla en su totalidad; y que sea ésta la última suspensión del título III y IV. Ello es moral, estratégicamente vital y legalmente legítimo.

Fundador y presidente de la Universidad Latinoamericana de la Libertad Friedrich Hayek.
© El Nuevo Herald

7/18/03
Bush suspende nuevamente Título III de la Ley Helms-Burton
WASHINGTON.— El presidente de Estados Unidos, George W. Bush, suspendió este miércoles por otros seis meses el Título III de la Ley Helms-Burton, que endurece el embargo contra Cuba pero que gracias a los presidentes Bill Clinton y Georgw Bush nunca ha entrado en vigor, según la agencia EFE.

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