Quizás una de las cosas más increíbles, para mí, es cómo Fidel Castro ha
logrado implantar una libreta de racionamiento por casi 50 años en nuestro país.
Porque yo les voy a decir a ustedes una cosa: SI ALGO NOS GUSTA A NOSOTROS
LOS CUBANOS ES COMER. Y comer bien.
Sí, porque no nos gusta mucho comer "junk food", ni McDonalds, ni Burger
King. Para los cubanos "no es comer por comer" sino que nos encanta disfrutar
de la comida.
Y la verdad es que comemos un "millón de cosas" diferentes que el resto de
la humanidad. Por ejemplo, desde que el cubano abre los ojos diariamente ya
la cubana le pregunta: "Viejo ¿quieres desayunar?"
Ahí el cubano se da importancia, se hace el que lo está pensando, orina, se
lava la cara y las manos, y al fin dice: "Si, mi amor hazme algo". Y ese
"algo" es ALGO DIFERENTE QUE LO QUE DESAYUNA EL RESTO DE LA HUMANIDAD.
Ese "algo" usted sabe, si es cubano, qué es: café con leche y pan con
mantequilla. Todo cubano sabe, desde que tiene uso de razón, que el día no es día
si no se inicia con un buen café con leche con pan con mantequilla.
Hay montones de cosas nuestras, cosas que nos echamos a la boca sin darle
mucha importancia (sin darle mucho coco) y al convivir con el resto de los
ciudadanos del mundo (conglomerados en los Estados Unidos) nos damos cuenta que
ellos no conocen esas cosas ni les pasa por la mente comerlos.
Por ejemplo, el ajiaco. A nosotros (si hace mucho tiempo que no comemos
ajiaco) nos encanta decir delante de la gente: "¡Oh, qué ganas tengo de comerme
un buen ajiaco!" Absolutamente nadie sabe lo que estamos hablando.
¿A quién en todo el universo se le ocurre la idea y el deseo de tomarse una
Malta Hatuey con leche condensada? Solo a nosotros. Los antojos cubanos son
diferentes a todos los demás. Yo a cada rato digo: "Ñooo, qué ganas tengo de
comerme unos casquitos de guayaba con queso crema" Y soy un fanático de un
trozo de dulce guayaba con queso amarillo. Sólo mis compatriotas pueden
comprenderme.
¿Cómo el tirano pudo imponer (desde luego, yo sé que fue y es a sangre y
fuego) una libreta de "abastecimiento" cuando nosotros prácticamente "vivimos
para comer"?
La mujer cubana TODAVÍA NO HA TERMINADO DE TRAGAR EL ULTIMO BOCADO y ya le
pregunta a la familia: "Oigan ¿y qué quieren comer mañana?"
Disfrutamos de la paella (que hace rato dejó de ser española para ser
nuestra), del arroz frito (que hace rato dejó de ser chino para ser nuestro). Y
¿quiénes en todo el planeta tierra dicen: "Hoy voy a comer arroz con huevos
fritos, picadillo y yuca"? O "No, chica, no quiero nada, sólo dame unas
malanguitas aplastadas".
Me dice mi amigo Carlos Fandiño casado con una norteamericana: "Lo primerito
que hice cuando fui a Miami fue llevar a "mi gringa" a comerse una frita y
un guarapo".
Usted no me lo creerá pero la primera vez que yo fui a un restaurante
mexicano en Los Ángeles abrí el menú y el camarero me preguntó "Desea tortillas".
Me sonreí, cerré el menú y le dije: "O, que bueno, ya no tengo que ver mas el
menú, déme UNA BUENA TORTILLA". El joven se creyó que me burlaba de él.
Escuche usted esto: butifarras, longanizas, tostones, fufú de plátano, papas
rellenas, croquetas, y ya en Miami tienen hasta boniato relleno de tasajo. Y
yo sabía que mi espacio me resultaría muy pequeño porque la lista del "cuban
food" me llevaría el periódico completo publicarla.